Llega
ese momento en el que por las calles del pueblo se escucha con más fuerza las
marchas procesionales de la Agruación Musical San Roque, se ven ensayar por las
calles las diversas cofradías, y nace ese sentimiento de alegría y pasión. Llegada la Semana Grande Belacázar se inunda
de ese olor que caracteriza la Semana Santa. Llegado el Lunes Santo, los niños
se emocionan porque llevan sus pasos al templo para ser preparados para “La Procesión
Infantil-Juvenil” para Su procesión. El Edificio Parroquial de la Divina
Pastora abre sus puertas por última vez para el ensayo de estos GRANDES
costaleros y costaleras. Se abren las puertas del templo de Santa María de
Guadalupe para acoger los pasos que al día siguiente recorrerán las calles de
nuestro pueblo.
Llegado el gran día, ese día que llevan esperando un
año, ese día que anhelan, ese día en que los sufrimientos de los ensayos se
convierten en alegrías por poder procesionar con su Cruz y su Padre Jesús de
Medinaceli. Llega el Martes Santo y se abren las puertas de la iglesia de los
frailes, los pasos esperan con sus preciosas flores, con sus velas encendidas,
con ese olor a incienso en el templo silencioso, en el templo dormido. Poco a
poco el templo se despierta con el ruido
de los cascabeles que caracterizan esta procesión donde el pequeño nazareno se
hace grande porque ha llegado SU DÍA, él saldrá a la calle “Como lo hacen los
mayores” Esos pequeños costaleros y costaleras que lloran porque van a poder
sacar a sus imágenes que tanto quieren, y llevarán a Cristo a cada rincón de
Belalcázar. Las ocho menos cuarto, entre el ruido del multitudinario público se
escucha el ruido de una banda, la gente abre paso y a las puertas del templo
llega la Banda infantil de Nuestro Padre Jesús de la Caridad. Todo está listo.
Las ocho en punto, los niños rezan a Dios y se meten bajo las andas. ¡TODO ESTÁ
LISTO! ¡VAMOS A LA CALLE! Comienzan a salir esos bellos nazarenos que la gente
aguarda con emoción. Se escucha un sonido agudo, poco a poco se ve la cruz, va
meciéndose en dirección a las puertas, y otro sonido nos llama, el Cristo de
Medinaceli se abre paso. Los pasos salen a la calle, la banda comienza a tocar,
las palmas no cesan, van a lucirse esos GRANDES costaleros y nazarenos, ¡es su
día! Los dos pasos están en la calle, las puertas se cierran, la banda continúa
tocando, las lágrimas se escapan entre aplausos y oles. La procesión ha
comenzado, el sufrimiento da sus frutos, ¡Venga mis valientes Costaleros, a
ésta es! Se va alejando entre palmas y llantos el Cristo y la cruz.
Son las nueve y media de la noche, y la plaza está
repleta de personas que aguardan ver la procesión. Se escucha a los lejos esas
hermosas marchas, y por la esquina asoma la cabeza de la Procesión. ¡Ya está
aquí! Poco a poco las imágenes atraviesan la plaza, se aproximan a la
parroquia. Las puertas del templo parroquial de Santiago el Mayor están
abiertas, y los niños están llegando. Entre aplausos y marchas procesionales
las imágenes se giran. Última parada. ¡Señores, todo ha terminado!¡Lo habéis
logrado!¡Ya estamos aquí!¡Un último esfuerzo!¡Vamos al cielo con él, a ésta es¡
un último golpe a esa campana que nos dice que entramos en casa. Los niños,
alegres, contentos, en casa están. Tras ese último salto, una lágrima se
escapa, están cansados, pero quieren terminar.
Lloran los espectadores al ver esa pasión, ese deseo,
ese sufrimiento que es enorme en una persona tan pequeña. VA POR VOSOTROS.
Ya está aquí, ya llegó la Semana Santa. Vuestro día
está cerca. Enhorabuena a todos los componentes de la Agrupación
Infantil-Juvenil de Semana Santa.
Un gran abrazo, Juanjo.
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