miércoles, 15 de marzo de 2017

Carta Hermano Mayor Semana Santa 2017

Queridos hermanos y hermanas, padres y madres, devotos. A todos, recibid el saludo franciscano de la Paz y el Bien. Otro año más me dirijo a vosotros para dedicaros unas palabras con motivo de la Semana Santa. Ya he hablado de mis sentimientos, de los de los niños y de su visión. Este año me gustaría transmitiros mi visión de esta Cofradía, e intentaré transmitiros los sentimientos y la visión de la Directiva.

Cuando comienza el tiempo de cuaresma, se intensifica el trabajo de esta Cofradía, al igual que el del resto de Cofradías. Ese trabajo se desempeña por los miembros de la directiva, que lo encuentran recompensado con la felicidad de los niños y niñas.

Otro año más, saldrá a la calle Jesús, un niño que es Dios hecho hombre. A medida que el tiempo pasa, los nervios se intensifican, y desde el Domingo de Ramos a penas se puede dormir.


Cuando los días son pocos y se pueden contar con los dedos, cambiamos. Nuestra ilusión es mayor, nuestra felicidad aumenta, junto con nuestros nervios y nuestras ganas de que llegue el Martes. Los niños han trabajado duro para que todo salga bien. Cuando finalizan los ensayos, comienzan a trabajar los niños grandes. Somos los miembros de la Directiva los que nos ponemos manos a lo obra. Preparamos los pasos, los limpiamos, vestimos nuestras imágenes, y preparamos las pertenencias que sacamos a la calle. Intentamos que el Martes Santo todo salga perfecto.

Por las calles de Belalcázar se comienzan a escucharse, las marchas procesionales de la Agrupación Musical San Roque, que cada vez son más fuertes.

Sabemos que nuestra Semana Santa es gracias a todas y cada una de las personas que van debajo de los pasos, las personas que los preparan y adornan, las personas que al estar en las Directivas trabajan sin cesar.  Gracias a cada una de las personas que se ponen sus túnicas y capirotes para ampliar las filas de la procesión. Nuestra Semana Santa no sería lo mismo sin todas las personas que nos demuestran que todos somos cristianos.

Cuando llega la Semana Santa, respiramos ese olor que da color a esa semana en la que se el trabajo que hemos realizado a lo largo de un duro año, desde la sombra, pero con ilusión de que todo salga bien, da su fruto. El viernes de Dolores, todo cambia, ya que nuestra Santísima madre recorre las calles de Belalcázar. También lo hace Jesús, sobre la Borriquita, el Domingo de Ramos. Se empiezan a ver decenas de nazarenos por las calles de Belalcázar.
Cuando llega el Lunes Santo, para nosotros, todo se intensifica. Las calles se visten de blanco y morado, los colores de los niños y niñas de Belalcázar. Nuestros niños se alegran y emocionan porque nada queda para que Jesús Cautivo y su madre María, en su advocación de Nuestra Señora de la Humildad salgan a la calle portadas por los grandes costaleros de Belalcázar.

Cuando llega el Martes Santo, cerca de un centenar de niños salen ilusionados de sus casas, vestidos de inocencia y alegría, caminan y van a la ermita del Santo. Este día es el día en el que los niños son los protagonistas. Son como los mayores. Se abren las puertas, al entrar por ellas un nudo se hacen nuestro corazón, ya que tenemos a Jesús y a María esperándonos con lindas flores en el templo que poco a poco se despierta con las risas y el movimiento de los cascabeles de nuestros niños.

El Martes Santo, saldrá, un año el pequeño nazareno, pequeño de edad, ya que su ilusión es la mayor que podemos ver. Nuestros pequeños costaleros y costaleras no pueden contener sus lágrimas de ilusión, porque van a sacar a sus imágenes que tanto quieren, y llevarán a Cristo  y a su madre a cada rincón de Belalcázar.

Comienzan a salir a la calle los nazarenos tras el estandarte. La gente empieza a grabar y hacer fotos, y con su ilusión comienzan los aplausos. Recorren las calles, y al llegar a la iglesia todos están cansados pero felices, y todos juntos nos alegramos por otro trabajo bien hecho. Nos queda otro día, el domingo saldrán otra vez, para cerrar con un broche de oro nuestra Semana Santa.

Mi más sincera enhorabuena a todos y cada uno de los componentes de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Humildad. Gracias a todas las personas que nos ayudan cada año, desde nuestra fundación hasta hoy, y sobre todo, lo que nos queda. Pero me gustaría agradecer de una manera más especial a la estupenda y maravillosa Junta Directiva que me apoya y trabaja a mi lado, que no les importa el tiempo, el trabajo, las preocupaciones y las molestias, y que preparan y cuidan hasta el último detalle.

Gracias a todas y cada una, porque sin vosotros esto no habría sido posible. Me quedo sin palabras para agradecer el trabajo realizado y las horas dadas para que todo salga como Cristo y María merecen. Enhorabuena a cada una de las personas que componen y protagonizan cada una de las procesiones, desde el viernes de Dolores, hasta el domingo de Resurrección, ya que sin ellos, no podríamos presumir de nuestra inigualable Semana Santa. Enhorabuena a las bandas que nos acompañan y engrandecen, gracias a los que nos ayudan.
Todos y cada uno de vosotros sois necesarios para nuestra Semana Santa. Permitidme finalizar deseándoos a todos, una muy feliz y agradable Semana Santa.


Juan José Vioque, Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Humildad.

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